Trump desafía límites: ¿Militarización de ciudades divide a EE.UU.?
Trump y el despliegue de la Guardia Nacional: ¿Exceso de poder?
El uso de la Guardia Nacional por parte de Donald Trump en ciudades como Portland y Chicago ha desatado una tormenta legal y política en Estados Unidos. La Casa Blanca defiende la autoridad del presidente como comandante en jefe, mientras que críticos denuncian una extralimitación de poder y una potencial crisis constitucional.
El intento de Trump de enviar tropas reservistas de la Guardia Nacional a ciudades gobernadas por demócratas, en contra de la voluntad de las autoridades locales, ha generado fuertes reacciones. Un juez designado por el propio Trump bloqueó temporalmente el despliegue en Portland, lo que fue calificado como un ataque por la Casa Blanca, que anunció una apelación inmediata.
¿Un precedente peligroso?
La idea de enviar tropas estadounidenses a las calles de ciudades del país siempre ha evocado el espectro de la libertad en peligro, en una nación fundada sobre una revuelta contra la tiranía. La insistencia de Trump en hacerlo está probando los límites de su filosofía "Make America Great Again" y su mantra de "Yo solo puedo arreglarlo".
El traslado de tropas reservistas desde estados conservadores a ciudades demócratas profundiza la división y hostilidad entre las áreas rurales conservadoras y las áreas urbanas liberales, una dinámica cada vez más potente en la política estadounidense.
Implicaciones constitucionales
La controversia plantea interrogantes fundamentales sobre el equilibrio de poder entre el gobierno federal y los gobiernos estatales, así como sobre los límites de la autoridad presidencial. Una cascada de amenazas de la administración, movimientos de poder de la Casa Blanca, un fuerte rechazo de los alcaldes demócratas y una maraña de desafíos legales mostrarán hasta qué punto la ley y la Constitución pueden contener a un presidente que personifica muchas de las ansiedades de los fundadores sobre cómo un ejecutivo politizado con una sed de poder podría amenazar su república.
En el último episodio de su ofensiva contra el crimen y la inmigración, la administración eligió dos ciudades demócratas, Chicago y Portland.